Por Javier Vaca

La noticia cayó como una sorpresa total en el mundo del fútbol: Rusia, aún excluida por la FIFA de participar en competencias oficiales, estaría evaluando organizar un Mundial alternativo con Selecciones que no disputarán la Copa del Mundo de 2026. Y entre los posibles invitados figuran Perú, Chile y, por supuesto, Venezuela.
Para muchos países esta idea es solo un dato curioso… pero para nosotros, los venezolanos, significa algo mucho más grande: una oportunidad de ver a la Vinotinto jugar un torneo con aroma a Mundial.
Desde 2022, Rusia ha estado al margen de las grandes competiciones internacionales por decisión de la FIFA y la UEFA. Sin embargo, lejos de desaparecer del mapa, el país europeo quiere crear su propio evento global, capaz de reunir a Selecciones que —por diferentes razones— no estarán presentes en el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026.
La idea, según medios internacionales, sería organizar un torneo con protocolo de Copa del Mundo: sedes múltiples, calendario extenso, selección de invitados, ceremonias de apertura y clausura, y transmisión a nivel global. Y allí aparece Venezuela como una de las Selecciones que podría recibir el llamado.
Para la mayoría del planeta, este “Mundial alternativo” sonaría como un torneo más. Pero para nosotros, que hemos cargado con décadas de frustraciones, eliminaciones dolorosas y la eterna espera de ver a la Vinotinto en una Copa del Mundo, la noticia despierta algo muy profundo: ilusión.
No es secreto que Venezuela vive el mejor proceso futbolístico de su historia reciente. Con figuras consolidadas en ligas importantes, una generación madura y un cuerpo técnico que ha devuelto competitividad, el país comenzó a soñar seriamente con el Mundial 2026.
Pero incluso con ese crecimiento, la idea de disputar un torneo con estilo mundialista, con himnos, con exposición mediática global y compitiendo contra Selecciones de primer nivel, representa una oportunidad que jamás hemos tenido.
Para los jugadores, sería un escenario para mostrar el progreso del Fútbol Venezolano. Para los aficionados, sería casi como tocar con las manos esa experiencia que durante años parecía imposible.
Y, sobre todo, sería una motivación emocional enorme para seguir luchando por ese sueño que nos acompaña desde que existe la Vinotinto: clasificar a un Mundial oficial.
Además, el simple hecho de ser considerados por Rusia en un torneo de esta magnitud demuestra que Venezuela ya no es ese rival que se miraba por encima del hombro. Hoy somos un proyecto futbolístico serio que se ha ganado respeto.
El proyecto ruso todavía está en fase de estudio, y no hay confirmación oficial sobre Selecciones invitadas. Sin embargo, la noticia fue suficiente para encender conversaciones, reacciones y esperanzas en todo el continente. ¿Será este el escenario donde Venezuela viva su primera experiencia mundialista? ¿Será el impulso emocional que el país necesitaba de cara a las Eliminatorias? Nadie lo sabe aún. Pero algo sí quedó claro: a Venezuela se le abrieron nuevamente las puertas de un sueño, y cuando eso pasa, la ilusión de todo un país vuelve a vibrar. Y en un fútbol donde los milagros ocurren, soñar nunca está de más.

19/11/2025

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